Recuerdo ver como el viento jugueteaba con tu cabello, te cubría la cara y tu delicadamente tratabas de hacerlo hacia a un lado, puedo recordar perfectamente tus labios por que mi vista no podía evitar verlos, el tiempo transcurría más rápido de lo normal, sabía que no te vería por mucho tiempo y debía aprovechar esos pocos minutos, decidimos caminar y debía resistir tomarte de la mano, llegamos a ese parque, y como pequeños decidimos jugar y divertirnos un poco, de pronto como si de alguna escena se tratará una enorme luna brillo sobre nosotros y mi corazón comenzaba a latir más rápido, no tenia idea de lo que pasaría pero si estaba seguro de algo, tenia ganas de besarte como ni un otro día antes, mi vista no se apartaba de tu sonrisa y tu lento movimiento de un lado a otro sobre aquel columpio, miré el reloj y era tiempo de irme, de esas despedidas más tristes, en verdad no quería marcharme y mi responsabilidad me lo exigía, decidimos despedirnos con un par de abrazos, de esos que se sienten cálidos y reconfortantes, por último y como si de una tonta historieta se tratara cerro los ojos y la bese, de pronto mis cachetes se sentían tan cálidos y mi corazón comenzaba a latir, nunca había besado a alguien así, me sentía tan alegre y temeroso, voltee a todas partes en busca de un taxi que me alejará de lo ridículo de mi acción y al parecer parte de mi destino era quedarme idiotizado por un par de minutos más, mientras me sentía tan apenado, el taxi llego y nos dimos un último abrazo, esta vez fue ella la que me dio un beso en la mejilla para despedirme.
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