Cuando tus labios decidieron chocar con los míos, cuando mis latidos aumentaron y mis sueños volaron, cuando el tiempo se detuvo y mis sentimientos se aturdieron, cuando tus ojos me vieron y nuestras manos se acariciaron, cuando el amor nos codiciaba y la felicidad envidiaba, cuando el viento guardo silencio sólo para escuchar nuestra respiración profunda y pausada, por que nadie jamás podría imaginar que ese contacto sería más mágico que cualquier cuento de hadas y más especial que el que alguna vez algún poeta haya plasmado, tan increíble que incluso escribiéndolo suena poco creíble y es que aún no logro entender como la pureza de tus labios se haya logrado interesar en tocar los míos, en mancharse y volverse impuros, el lento rose de nuestros labios, los tuyos tan delicados y los míos tan bruscos que conectaron de forma suave, uniéndose temerosos y seguros que al unirse se mantenían firmes y como si de una delicada pluma que caía sobre nubes sentía como iban alejándose poco a poco dejándome una pequeña y húmeda sensación de felicidad y alegría, por que si tus besos no son la entrada al paraíso, estoy condenado a vivir sin conocer el cielo, pagando el pecado de besarte en la tierra, y quedarme en el limbo o en el mismo infierno.
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