Y llegamos a este punto, hace casi
un año estaba al borde de las lagrimas haciendo maletas y empacando todas mis
cosas para irme definitivamente de Tuxtla Gutierrez, que fácil se escucha todo,
hace un año entregaba llaves de la casa donde había vivido por casi un año,
pero esta vez sería la última, me despedía de una ciudad en la cual había
vivido 5 años, despedirme de una ciudad mientras otra persona en otro sitio
empezaba a enamorarse de quien sería su nueva pareja de por vida, mientras los
vecinos no sabía que estaba sucediendo pero notaban el alboroto que teníamos al
cargar con las cosas hacía el carro, hoy un año después escribo desde una
pequeña oficina esperando a que el noticiero inicie en dos horas
aproximadamente, recuerdo platicar con mi madre ese día mientras yo sin apetito
comía un poco, me decía que iba a encontrar un buen trabajo, que saldría
adelante y que sólo era una etapa que yo debía pasar, mi hermano me dijo que en
ese momento debía escribir lo más que pudiera, encontrar una forma de desahogarme
y así fue, poco a poco, conocí personas, música nueva, lugares distintos,
pensamientos nuevos y en unos meses conseguí este trabajo, estoy feliz y
orgulloso por lo que en un año he avanzado y no hay duda que estoy haciendo lo
posible por esperar a que las cosas sean mejores cada día.
Hay muchas decisiones que podemos percibir como malas, buenas, importantes, de poco interés, y un infinito etcétera pero al final son decisiones que aunque tal vez una sola persona decida llega a tocar a muchas otras, así fue como yo termine al borde de las lagrimas, sin apetito y con pensamientos horribles cada maldito minuto de la noche y madrugada, durante varios meses, pero así es esto, alguien más estaba pasando los mejores días de su vida y justo ahora a un año de esto, estoy seguro que no hay situaciones tan malas como las que ya pasaron, confiemos en que algo bueno esta por suceder, sólo esperemos.
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