El sonido que hacen las gotas la caer lentamente a mi alrededor hace tranquilizarme, mientras veo con intriga el cielo buscando estrellas o la luna, algo que me haga compañía en esta fría noche de diciembre, mientras el ritmo de una balada hace un preludio a lo que sería este escenario, mis pasos retumban en los charcos que se forman en la calle, y mi cabello comienza a humedecerse cada vez más, gotas que rozan mi cara y caen hacia mis manos.
Estoy caminando sin un destino seguro, simplemente donde las pocas luces encendidas me conducen, de pronto una melodía familiar resuena en mi cabeza, Nek canta Noche de Febrero, lo qué para mi historia significa una de las canciones más melancólicas esenciales para noches lluviosas como esta, parece como si mi playlist en modo alterno estuviera sincronizado con el clima que esta noche preparó.
Millones de pensamientos cruzan por mi cabeza, no sé comparan con las gotas que han llegado a mojarme esta noche, algunas lagrimas quieren asomarse para rodar sobre mis mejillas, pero mis ideas no las dejaran salir, no esta noche, tal vez, aunque el destino quiera mi tristeza, mi corazón aún no.
